La hiperpaternidad, un fenómeno agotador para los hijos
Hoy en día se está hablando de un nuevo término: la
hiperpaternidad. Se trata de padres que con la buena intención de querer darles
“todo lo mejor” a sus hijos, acaban prestándoles una excesiva atención.
Hace un tiempo no muy lejano, en el que a los niños no se
les hacía demasiado caso. Hoy, en cambio, los hijos han pasado a convertirse en
el centro de la familia, alrededor del cual orbitan los progenitores,
dispuestos a ejercer de superpadres. Su misión es la de darles todo lo mejor a
sus hijos: la mejor educación, las mejores actividades extraescolares, un gran
número de experiencias, viajes, actividades lúdicas… El objetivo: que estén
sobradamente preparados para el futuro.
Los hiperpadres
El término hiperpaternidad surgió en Estados Unidos, donde
impera el afán competitivo, que, en este caso, también se traslada a la esfera
de la paternidad.
Los padres estadounidenses se ven inmersos en una de carrera
de fondo, cuya meta es lograr que su hijo triunfe en la vida. Que vaya a la
universidad de élite, que destaque en el deporte de turno, que tenga las
mejores amistades…
La hiperpaternidad se ha convertido en un modelo educativo
habitual en las sociedades más acomodadas y conlleva una estimulación precoz
con actividades no adecuadas a la edad de los niños, una agenda sin espacios en
blanco, la baja o nula tolerancia a la frustración y los enfrentamientos con
los maestros que osen cuestionar las maravillas del niño.
Además, es común la actitud de colmarles de objetos como
libros, dispositivos electrónicos, juguetes…
Según los expertos este modelo de crianza basado en una
constante atención y grandes expectativas por lo que los hijos hacen, estudian,
tienen o logran, no funciona.
Además, la hiperpaternidad puede llegar a ser agotadora para
los hijos, porque implica agendas frenéticas, y también para los padres, porque
son ellos quienes los llevan de una actividad a otra, hablan con frecuencia con
sus maestros, supervisan sus deberes y los hacen con ellos y son los que
planifican sus agendas e, incluso, sus amistades.
La hiperpaternidad tiene distintas formas: los padres-helicóptero (sobrevolando
sin descanso las vidas de sus retoños), los padres-apisonadora (quienes
allanan sus caminos para que no se topen con ninguna dificultad), los padres
chófer (que pasan los días llevando a sus hijos de extraescolar en
extraescolar) o los padres hiperprotectores (cuyo fin es
evitar cualquier accidente).
Problemas de la hiperpaternidad
- Coarta en los hijos algo tan vital como es la
independencia.
- Impide el aprender a partir de los
errores cometidos.
- Los hijos viven con ansiedad, angustia y
presión.
- Al estar tan estructurados y
sobreestimulados se aburren muy fácilmente.
- Se les induce a pensar que no son
capaces, ya que con tanto control y seguimiento, el mensaje que se les
transmite es: “lo hago contigo porque tú solo no puedes”.
- No les enseña a ser responsables: si
nunca han tenido que responsabilizarse de una mínima gestión de su vida,
cuando llegan a la adolescencia se sienten incapaces, viven con mucho más
miedo y los cambios les suponen un gran problema.
- Los niños se sienten abrumados, juegan
de manera superficial, pierden el interés fácilmente por los juguetes y
por su entorno y no desarrollan su imaginación.
Fuente web:
http://revistamipediatra.es/articulo/420/la-hiperpaternidad-un-fenomeno-agotador-para-los-hijos#sthash.ZCyXbWNw.dpuf
Muchas gracias por el articulo. Que razón lleva. Dejémoslos jugar y que disfruten de su niñez en libertad
ResponderEliminarInteresante... para pensar. Por eso nos viene bien un fin de semana lluvioso de vez en cuando, para estar juntos en casa sin más (y sin menos!).
ResponderEliminarCuidadito con los Reyes, que nos pasamos escribiendo la carta. A veces menos es mas
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