Si existe algo que nos guste más que los cuentos, esto es, quitarnos los zapatos. Y si encima, convertimos esto en una actividad sensorial para disfrutar, la diversión está asegurada...
Con los pies descalzos pudimos experimentar la sensación de caminar sobre cuerdas, alfombras de texturas suaves, rugosas, ásperas, pelotas, etc...
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